Algunos principios metodológicos:
- El conflicto de valores, elemento favorecedor del aprendizaje. Sabemos que el aprendizaje se realiza de modo significativo cuando construimos de forma activa nuestros propios conocimientos, nuestros valores. De ahí, la necesidad de implicar a los alumnos en actividades que tengan interés y sentido para que puedan dar respuesta y comprometerse con lo que van aprendiendo.
- Se van a considerar los temas conflictivos por medio del diálogo fundamentado en buenas razones.
- Cooperación y participación en el aula, las actividades cooperativas favorecen el desarrollo de ciertas actitudes como la solidaridad. Los alumnos se ayudan a aprender, comparten ideas y recursos, planifican el estudio. El profesor realiza un papel de mediador y hace que los alumnos participen en su proceso de aprendizaje.
- Estrategias de educación moral: El uso de técnicas o estrategias de educación moral son indispensables para el trabajo en actitudes como la solidaridad. Por ejemplo, la clarificación de valores, la discusión de dilemas morales, el diagnóstico de situaciones, la comprensión crítica de textos -sobre los medios de comunicación-, ejercicios de habilidades sociales y de autorregulación de la conducta, etc. contribuyen a implantar o reforzar determinadas actitudes y valores en los alumnos. Aquí hemos planteado dos ejemplos de actividades que corresponden a estrategias de educación moral, la primera consiste en una clarificación de valores y la segunda a un role-playing, ambas se han extraído del curriculum de educación moral realizado por el GREM (Grup de Recerca en Educació Moral de la Universitat de Barcelona).
- Compromiso e implicación: Es muy importante alentar a los alumnos a tomar decisiones y participar en acciones concretas que incidan en su entorno inmediato, ya sea de la escuela, del barrio, o de tipo local. Tampoco hay que olvidar emprender actuaciones frente a los problemas de carácter más amplio, nacionales o internacionales, mediante nuestra participación en campañas o apoyando proyectos de cooperación. La mejor manera de educar la solidaridad es practicándola.
- Actividades conjuntas en el centro. Efemérides como el Día de los Derechos Humanos, etc. visitas a exposiciones, participación en talleres o actividades específicas, debates telemáticos, programas de radio, cadenas humanas, correspondencia escolar e intercambios con centros de países del Tercer Mundo, campañas de solidaridad, trabajo conjunto de todo el centro (Semana de la Solidaridad), organización de exposiciones, teatro, muestras de libros, revista del centro, etc.
- Centros de interés: Debemos partir de acontecimientos y problemas del aula y del centro. Por ejemplo: las peleas en clase, cómo organizarnos para convivir, cómo cooperar juntos en clase, etc.; Problemas sociales y éticos: la discriminación de los inmigrantes, la violación de los derechos humanos, etc.; Problemas colectivos: una campaña de solidaridad con un país o con determinados grupos sociales, la vida social del alumnado: problemas familiares, el ocio en el barrio o pueblo, etc., noticias de prensa y conmemoraciones: el día de los derechos humanos, actividades de ONGs.
El informe de la Unesco de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, que con el título “La Educación encierra un tesoro” ha sido objeto de publicación en numerosas lenguas y lugares del mundo y afirma que la educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Nuestra propuesta podría enmarcarse en el cuarto pilar pero necesita de los otros tres para entenderse completamente. Se debe formar a personas capaces de comprender al otro, respetar el pluralismo, la comprensión mutua y la paz y, además, formadas en niveles de excelencia en el conocer y el hacer. Hemos de conseguir que los más hábiles en el conocer y en el hacer lo sean también en vivir juntos y en ser personas y que los más capaces en el desarrollo de la comprensión del otro, en el respeto al pluralismo y la comprensión internacional, y en el ejercicio de la responsabilidad sean hábiles en el conocer y el hacer.
Referencias bibliográficas:
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TUVILLA, J. (1994). La escuela: instrumento de paz y solidaridad. Sevilla: MCEP.
(1) Artículo publicado por ACSUR Las Segovias (1998).
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